Hace
tiempo que se propuso esta idea que, en un principio, parece descabellada. Pero
actualmente se piensan en varias razones para desarrollar el proyecto, que se
piensa que no llevaría más de unos varios miles de años. Estas razones son,
entre otras, el gran crecimiento de la población, la necesidad futura de
recursos minerales, y, además, el interés por colonizar otras zonas del
universo. Hay que pensar que más cerca
de Marte se encuentra la Luna, e incluso Venus, entonces, ¿por qué se elige
este planeta?
Actualmente
hay expertos que afirman que Marte, hace millones de años, se encontraba en un
estado similar al de la Tierra: con agua, una gruesa atmósfera, y,
posiblemente, con vida. Sin embargo, no es esto lo que ofrece el mayor interés
para la terraformación de este planeta y no de otro. Lo más interesante es lo
que ya se encuentra allí.
Sin
duda, antes de todo, el hombre debe haber tenido la posibilidad de haber
llegado a Marte y debe ser capaz de enviar hombres y materiales siempre que se
necesiten, para lo que pueden pasar años.
Una vez
que se tenga la capacidad de viajar al planeta vecino, hay que realizar el
primer paso: un aumento de la temperatura del planeta a partir de la creación
de una atmósfera adecuada.
Aunque
Marte ya posee atmósfera, esta no es lo suficientemente densa ni tiene gases
esenciales para la vida de humanos y diversos seres vivos. Es necesario crear
una atmósfera que ofrezca resistencia al paso de los rayos ultravioletas, que
contenga una gran cantidad de oxígeno, y que sea lo suficientemente densa para
mantener el planeta con una temperatura estable y adecuada. La media de la
actual temperatura es de -32 grados centígrados. A esta temperatura, todos los
gases que formaron la primitiva atmósfera, si es que fue similar a la de la
tierra, se encuentran en la superficie en forma inerte, pero con el aumento de
la temperatura se podrían activar de nuevo.
Aparecieron
entonces dos ideas para calentar el planeta. La primera de ellas sería colocar
satélites en órbita con grandes espejos que apuntasen a la superficie de Marte.
Sin duda puede verse que es un proyecto que, si funciona, necesitaría de
incluso millones de años para calentar el planeta. La otra idea sería la de
estrellar varios asteroides variando sus órbitas. Esto, además de elevar la
temperatura, levantaría una gran cantidad de polvo y tierra que servirían para
evitar las peligrosas radiaciones solares. Pero también se pensó que lo que
estos asteroides harían, más que otra cosa, sería destruir partes del planeta,
además que la desviación de rocas del cinturón de asteroides sería una tarea
realmente compleja.
Pero
apareció otra idea, una idea que se puede apreciar en la Tierra actualmente. Se
pensó en calentar el planeta con el llamado “efecto invernadero”. Con la posibilidad de los viajes a Marte, se
llevarían los materiales necesarios para construir grandes fábricas de gases de
efecto invernadero que funcionases continuamente. Para ello sería necesario
además llevar un grupo de personas que instalasen estas factorías y que las
pudieran supervisar. Pero surge el siguiente problema, ¿de dónde se obtendrían
las materias primas para producir los gases? Sería, además de lento, muy
costoso transportarlos desde la Tierra. Sin embargo, hay diversas formas. El
metano que se encuentra en la atmósfera, aunque esté en pequeña cantidad, en
una reacción con el abundante óxido de hierro de Marte produciría agua y
dióxido de carbono. Este metano podría incrementarse en la atmósfera desviando
rocas del cinturón de asteroides de un tamaño tal que, desintegrándose en la
atmósfera, no chocaran con el planeta, pero que sí pudieran aportar a esta el
metano que contienen. Incluso, se pueden
utilizar otros gases de efecto invernadero como los perfluorocarbonos (PFCs) o
los clorofuorocarburos (CFCs). Estos serían producidos por artilugios mecánicos
e incluso por bacterias modificadas genéticamente.
Todo
ello conllevaría al aumento de la temperatura del planeta lo suficiente como
para garantizar una temperatura similar a la de la tierra, además de que
producirían algo realmente imprescindible: la aparición del agua. Este calor
produciría la fusión de los polos de Marte, lo que conllevaría a la fusión del
agua en estado sólido, que discurriría por los valles, y a la fusión del
dióxido de carbono sólido, el hielo seco (mayor componente de los polos), que aumentaría
aún más la temperatura y espesaría la atmósfera. Además, se fundiría el agua
que, según estudios recientes, se encuentra bajo algunas zonas de la superficie
del planeta, en estado sólido. Incluso, esta agua activaría la tierra ácida de
Marte, reaccionando así el ácido con el carbonato, también contenido en la
tierra, liberando aún más cantidad de dióxido de carbono.
Una vez
que apareciese al agua en estado líquido se formarían los ríos, los océanos, e
incluso las nubes, que producirían la lluvia y la nieve. Una vez conseguido
esto, se empezaría con el siguiente paso: llevar vida a Marte.
En ese
momento habrá una atmósfera formada por diferentes gases, entre los que se
encontrarán los que se encontraban en la antigua atmósfera de Marte (Argón,
Ozono, Neón, Criptón,…), y sobre todo, el dióxido de carbono formado
anteriormente. Pero para el desarrollo de la vida se necesitan, además de estos
gases, el nitrógeno, y sobre todo, el oxígeno. Estos dos últimos se encuentran
en pequeñas cantidades, por lo que hay que encontrar la forma de aumentarlos.
Lo
primero será el aumento del nitrógeno. Esto se puede llevar a cabo enviando
bacterias anaerobias. Además se necesitará enviar bacterias que sean capaces de
producir nutrientes que llenen los suelos del planeta. Con ello se podrán
enviar los primeros vegetales.
Las
plantas necesitarán agua, nitrógeno, dióxido de carbono y nutrientes, que en
ese momento se encontrarán en Marte. La
primera familia de plantas que se espera llevar son las coníferas. Estas
son los vegetales más resistentes de la Tierra, en donde las encontramos
incluso a 5.000 metros de altura. Pueden resistir con una cantidad de
nutrientes no muy elevada y con una baja concentración de oxígeno. Mediante
bacterias capaces de fijar el nitrógeno a las raíces, las plantas se irán
desarrollando y produciendo, mediante la fotosíntesis, el oxígeno, un gas
esencial. Con el aumento del nivel de oxígeno se podrán ir introduciendo más
especies de vegetales que sean capaces de vivir en esas condiciones. Se espera
que en 100.000 años el planeta adquiera una superficie totalmente verde.
A partir
de ese momento ya habrá agua, oxígeno, vegetales, nutrientes y gases esenciales
para la vida, de forma que se podrían empezar a introducir las primeras
especies de animales, y tras estos, se podría llevar a cabo la colonización
humana y desarrollar un ambiente similar al terrestre.
Pero
antes de todo es necesario pensar en algo muy simple: si en algún momento
encontramos vida en Marte, ¿debemos continuar con la idea de la terraformación?
Aparecen así diversas opiniones. Si la vida es igual a la de la Tierra, con
microorganismos semejantes, no habría problema en introducir más especies. Pero
si los seres son diferentes, entonces se debería pensar en los riesgos.
Realmente si se encuentra vida con un origen diferente al de la Tierra sería
una fantástica oportunidad para observar cómo se origina y evoluciona, aprendiendo
así cómo funciona en otras biosferas, lo que haría posible comparar la Tierra
con otro planeta e incluso, con estas nuevas formas de vida, se podrían llevar
a cabo avances en la agricultura y la medicina.
Sin duda
alguna, si algún día se produce esta colonización del planeta vecino, sería de
gran importancia para salvar la humanidad. Cuando el sol agote su combustible y
aumente de tamaño, destruirá los planetas rocosos, y para entonces, puede que
la humanidad se haya trasladado a un lugar seguro: a algún satélite de los gigantes
gaseosos o incluso a otro sistema solar. Pero Marte habrá sido la primera
oportunidad de salir fuera de la Tierra y el lugar donde aprendimos a vivir en
otro planeta.
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