miércoles, 3 de abril de 2013

Terraformación de Marte


Hace tiempo que se propuso esta idea que, en un principio, parece descabellada. Pero actualmente se piensan en varias razones para desarrollar el proyecto, que se piensa que no llevaría más de unos varios miles de años. Estas razones son, entre otras, el gran crecimiento de la población, la necesidad futura de recursos minerales, y, además, el interés por colonizar otras zonas del universo.  Hay que pensar que más cerca de Marte se encuentra la Luna, e incluso Venus, entonces, ¿por qué se elige este planeta?

Actualmente hay expertos que afirman que Marte, hace millones de años, se encontraba en un estado similar al de la Tierra: con agua, una gruesa atmósfera, y, posiblemente, con vida. Sin embargo, no es esto lo que ofrece el mayor interés para la terraformación de este planeta y no de otro. Lo más interesante es lo que ya se encuentra allí.

Sin duda, antes de todo, el hombre debe haber tenido la posibilidad de haber llegado a Marte y debe ser capaz de enviar hombres y materiales siempre que se necesiten, para lo que pueden pasar años.

Una vez que se tenga la capacidad de viajar al planeta vecino, hay que realizar el primer paso: un aumento de la temperatura del planeta a partir de la creación de una atmósfera adecuada.

Aunque Marte ya posee atmósfera, esta no es lo suficientemente densa ni tiene gases esenciales para la vida de humanos y diversos seres vivos. Es necesario crear una atmósfera que ofrezca resistencia al paso de los rayos ultravioletas, que contenga una gran cantidad de oxígeno, y que sea lo suficientemente densa para mantener el planeta con una temperatura estable y adecuada. La media de la actual temperatura es de -32 grados centígrados. A esta temperatura, todos los gases que formaron la primitiva atmósfera, si es que fue similar a la de la tierra, se encuentran en la superficie en forma inerte, pero con el aumento de la temperatura se podrían activar de nuevo.

Aparecieron entonces dos ideas para calentar el planeta. La primera de ellas sería colocar satélites en órbita con grandes espejos que apuntasen a la superficie de Marte. Sin duda puede verse que es un proyecto que, si funciona, necesitaría de incluso millones de años para calentar el planeta. La otra idea sería la de estrellar varios asteroides variando sus órbitas. Esto, además de elevar la temperatura, levantaría una gran cantidad de polvo y tierra que servirían para evitar las peligrosas radiaciones solares. Pero también se pensó que lo que estos asteroides harían, más que otra cosa, sería destruir partes del planeta, además que la desviación de rocas del cinturón de asteroides sería una tarea realmente compleja.

Pero apareció otra idea, una idea que se puede apreciar en la Tierra actualmente. Se pensó en calentar el planeta con el llamado “efecto invernadero”.  Con la posibilidad de los viajes a Marte, se llevarían los materiales necesarios para construir grandes fábricas de gases de efecto invernadero que funcionases continuamente. Para ello sería necesario además llevar un grupo de personas que instalasen estas factorías y que las pudieran supervisar. Pero surge el siguiente problema, ¿de dónde se obtendrían las materias primas para producir los gases? Sería, además de lento, muy costoso transportarlos desde la Tierra. Sin embargo, hay diversas formas. El metano que se encuentra en la atmósfera, aunque esté en pequeña cantidad, en una reacción con el abundante óxido de hierro de Marte produciría agua y dióxido de carbono. Este metano podría incrementarse en la atmósfera desviando rocas del cinturón de asteroides de un tamaño tal que, desintegrándose en la atmósfera, no chocaran con el planeta, pero que sí pudieran aportar a esta el metano que contienen.  Incluso, se pueden utilizar otros gases de efecto invernadero como los perfluorocarbonos (PFCs) o los clorofuorocarburos (CFCs). Estos serían producidos por artilugios mecánicos e incluso por bacterias modificadas genéticamente.

Todo ello conllevaría al aumento de la temperatura del planeta lo suficiente como para garantizar una temperatura similar a la de la tierra, además de que producirían algo realmente imprescindible: la aparición del agua. Este calor produciría la fusión de los polos de Marte, lo que conllevaría a la fusión del agua en estado sólido, que discurriría por los valles, y a la fusión del dióxido de carbono sólido, el hielo seco (mayor componente de los polos), que aumentaría aún más la temperatura y espesaría la atmósfera. Además, se fundiría el agua que, según estudios recientes, se encuentra bajo algunas zonas de la superficie del planeta, en estado sólido. Incluso, esta agua activaría la tierra ácida de Marte, reaccionando así el ácido con el carbonato, también contenido en la tierra, liberando aún más cantidad de dióxido de carbono.

Una vez que apareciese al agua en estado líquido se formarían los ríos, los océanos, e incluso las nubes, que producirían la lluvia y la nieve. Una vez conseguido esto, se empezaría con el siguiente paso: llevar vida a Marte.

En ese momento habrá una atmósfera formada por diferentes gases, entre los que se encontrarán los que se encontraban en la antigua atmósfera de Marte (Argón, Ozono, Neón, Criptón,…), y sobre todo, el dióxido de carbono formado anteriormente. Pero para el desarrollo de la vida se necesitan, además de estos gases, el nitrógeno, y sobre todo, el oxígeno. Estos dos últimos se encuentran en pequeñas cantidades, por lo que hay que encontrar la forma de aumentarlos.

Lo primero será el aumento del nitrógeno. Esto se puede llevar a cabo enviando bacterias anaerobias. Además se necesitará enviar bacterias que sean capaces de producir nutrientes que llenen los suelos del planeta. Con ello se podrán enviar los primeros vegetales.
 

Las plantas necesitarán agua, nitrógeno, dióxido de carbono y nutrientes, que en ese momento se encontrarán en Marte. La  primera familia de plantas que se espera llevar son las coníferas. Estas son los vegetales más resistentes de la Tierra, en donde las encontramos incluso a 5.000 metros de altura. Pueden resistir con una cantidad de nutrientes no muy elevada y con una baja concentración de oxígeno. Mediante bacterias capaces de fijar el nitrógeno a las raíces, las plantas se irán desarrollando y produciendo, mediante la fotosíntesis, el oxígeno, un gas esencial. Con el aumento del nivel de oxígeno se podrán ir introduciendo más especies de vegetales que sean capaces de vivir en esas condiciones. Se espera que en 100.000 años el planeta adquiera una superficie totalmente verde.

A partir de ese momento ya habrá agua, oxígeno, vegetales, nutrientes y gases esenciales para la vida, de forma que se podrían empezar a introducir las primeras especies de animales, y tras estos, se podría llevar a cabo la colonización humana y desarrollar un ambiente similar al terrestre.

Pero antes de todo es necesario pensar en algo muy simple: si en algún momento encontramos vida en Marte, ¿debemos continuar con la idea de la terraformación? Aparecen así diversas opiniones. Si la vida es igual a la de la Tierra, con microorganismos semejantes, no habría problema en introducir más especies. Pero si los seres son diferentes, entonces se debería pensar en los riesgos. Realmente si se encuentra vida con un origen diferente al de la Tierra sería una fantástica oportunidad para observar cómo se origina y evoluciona, aprendiendo así cómo funciona en otras biosferas, lo que haría posible comparar la Tierra con otro planeta e incluso, con estas nuevas formas de vida, se podrían llevar a cabo avances en la agricultura y la medicina.

Sin duda alguna, si algún día se produce esta colonización del planeta vecino, sería de gran importancia para salvar la humanidad. Cuando el sol agote su combustible y aumente de tamaño, destruirá los planetas rocosos, y para entonces, puede que la humanidad se haya trasladado a un lugar seguro: a algún satélite de los gigantes gaseosos o incluso a otro sistema solar. Pero Marte habrá sido la primera oportunidad de salir fuera de la Tierra y el lugar donde aprendimos a vivir en otro planeta.

 

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