Hace unos días se dio a conocer la noticia de que el
satélite PLANCK, lanzado el 14 de mayo de 2009, ha realizado el mapa más
detallado hasta el momento de la radiación de fondo de microondas, más aún que
su compañero el satélite WMAP. Esto, sin duda, es algo esencial para aumentar
los conocimientos del universo y para conocer la distribución más precisa de la
materia oscura y de la energía oscura.
Pero para conocer mejor este tema y la importancia de este
trabajo, veamos exactamente que es la radiación de fondo.
Arno Peinzas y Robert Wilson estaban trabajando
conjuntamente en un receptor ultrasensible de microondas con el fin de llevar a
cabo estudios de radioastronomía. Fue en 1964 cuando vieron que el receptor recibía
un extraño ruido, que no fueron capaces de explicar. Fue entonces cuando
creyeron que este ruido podía provenir de alguna fuente humana, como una
ciudad. Sin embargo, al dirigir el receptor a la civilización, el ruido se
incrementó mínimamente. Fue entonces cuando, viendo que era un sonido diferente
a la radiación producida por la Vía Láctea, y descartando otras fuentes de
radiación, publicaron que aquel ruido no era otra cosa que el remanente de la
gran explosión inicial, el Big Bang. Gracias a ello, cabe mencionar, que
obtuvieron el Premio Nobel en 1978.
La radiación de fondo muestra variaciones de temperatura que
se corresponden con las diferentes densidades que se dieron tras el inicio del
universo. Tras este inicio, el universo estaba formado por un plasma compuesto
por protones, electrones y fotones. Este plasma poseía en principio una gran
temperatura, de forma que los electrones y los protones no podían interactuar
para formar los conocidos átomos. Debido a esta gran explosión, y a, según se
piensa, la presión producida por la energía negativa, este plasma fue
expandiéndose, y por consiguiente, según la segunda ley de la termodinámica, se
fue enfriando. En ese momento los electrones y los protones se combinaron para
dar lugar a los átomos de hidrógeno, que se compactarían dando lugar a
estrellas, que mediante la fusión, darían lugar al helio, que a su vez produciría
el oxígeno, ofreciendo la diferenciación atómica actual. A su vez, los fotones
comenzaron a disminuir su temperatura y a viajar por el espacio sin interactuar
con las partículas que ya se habían unido en átomos. Estas uniones de
electrones y protones, para adquirir la máxima estabilidad, liberaban una gran
cantidad de energía, que en forma de fotones, viajó también por el universo.
Pero para entender las imágenes de la radiación de fondo hay
que parar sobre las anisotropías. Estas nos dicen que según la dirección en la
que examinemos la materia, esta va a aparecer con diferentes cualidades. Pero
el problema es que en un principio, la radiación de fondo parece ser isótropa,
es decir, no varía según la dirección en que se mida. Esto llevó a afirmar la
“teoría inflacionaria”, que explica el “problema del horizonte”. Es decir, lo
que nos dice el problema del horizonte es que en el universo, tanto la materia
como la energía, se encuentran distribuidas uniformemente, pero pudiendo
observar que entre estas y el universo no se ha producido el equilibrio
térmico. La teoría de la inflación ayuda a explicar esto afirmando que el
universo, además de expandirse, lo hace de forma acelerada, es decir, el
espacio que se encuentra alrededor de los objetos se expande a tan altas
velocidades que pueden superar la velocidad de la luz (pero sin romper con la
teoría de la relatividad, debido a diferentes razones). Esto, por tanto,
explica la homogeneidad tanto de la materia como de la energía en el universo.
Imagen obtenida por el satélite WMAP
Imagen obtenida por el satélite PLANCK
Pero finalmente, en los años 90, estas anisotropías fueron
detectadas, especialmente por el satélite COBE de la NASA. Se detectaron
entonces variaciones de densidad en el universo, y esto es lo que ayudaría a
conocer de forma más completa la primitiva formación de las galaxias y su
distribución actual.
Más tarde, en 2001, la NASA lanzó el satélite WMAP, que por
el momento consiguió hacer el mapa más completo de esta radiación, en la que se
muestran, en diferentes colores, las anisotropías que se encontraban en el
universo primitivo. Y (termino con la noticia que empecé) actualmente el
satélite PLANCK, en marzo de este mismo año, ha dado a conocer este nuevo mapa
que muestra, en diferentes colores, las diferencias de densidad que se
encontraban en el universo poco después al Big Bang, y que formaban los
primeros indicios de la materia.
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